
Mi corazón se expande, necesito más espacio, más...
Ya la carne ha dejado de ser consistente y la sangre fluye a borbotones por las venas, como un mar embravecido, violento e hirviente.
Las olas de mi sangre van una y otra vez orillando me las fibras más sensibles de este ínfimo cuerpo que te siente, mareas y mareas de estrellas cubren mi imaginación y mi cabeza.
Una luna enorme hecha de arena me agobia hasta la desaprecian, el cielo de la boca ya no es azul, negro o violeta, el cielo de la boca es una tormenta de sangre palpitante que hace naufragar cada minuto a la indiferencia.
Sin tu presencia, el pecho se vuelve rompeolas,cada vez más pequeño, se diría a punto de desaparecer con un ultimo latido desesperado.
La angustia recorre senderos equivocados y en vez de bajar, sube por caminos imposibles, para acabar en un torrente seco.
La calma, no, ni siquiera es calma, es un simulacro sin esperanza donde horas y minutos pasan como nubes imperceptibles, así es tu ausencia.
Y mientras, para mi me pido la locura de inventar palabras nuevas que puedan expresar lo que no he dicho, lo que aun me tortura.