jueves, 2 de diciembre de 2010



Fui a vivir a la ciudad de los sicópatas muertos, al principio no podía percivirlo, al principio pensaba que era una cuestión cultura, después descubrí sus ojos, fijos, amenazantes, sin vida...
Pero por mas que estaban muertos, seguían siendo una amenaza tremendamente patológica, los sicópatas muertos, dejan un veneno en el alma, de larga duración.
Comencé a tener miedo, autentico miedo...
SEGUIRÁ

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