Me doy cuenta, de que la más profunda verdad, esta en el fondo, muy en el fondo de las almas, me doy cuenta de que existen tantas verdades como seres humanos, es decir, la verdad es algo tan relativo y sutil, tan inestable y volátil, como un suspiro en una noche de amor.
Nada, nada es verdad, salvo nuestra verdad.
Ese momento en que clavamos el corazón, como un coleccionista clava una mariposa, la mata y su belleza deja de ser verdadera, para convertirse en algo inmóvil y muerto. en la belleza que solo puede amar el que colecciona cosas muertas incapaces de vibrar.
Así, nuestro amor se quedo muerto en la nada, en una cajita sin sentido ni vida.